
Antes de que emergiera el Bugatti Tourbillon, el fabricante croata de superdeportivos eléctricos se unió con Porsche (en representación del Grupo Volkswagen) para compartir sociedad en una joint-venture llamada Bugatti Rimac. Esta sociedad quedaría a cargo del CEO de Rimac, Mate Rimac, donde el 55% de la compañía está en manos del Grupo Rimac y el 45% restante, con Porsche.
Sin embargo, eso significa que Mate Rimac debe pedir muchas autorizaciones, reuniones y acuerdos con Porsche, que al ser parte del Grupo Volkswagen y en sí, un fabricante con años de historia, viene de un sistema y una cultura de trabajo tremendamente burocrática. Al parecer, Mate Rimac tiene grandes planes con Bugatti y se aburrió de pedir permiso para todo, por lo que ya les estiró a los alemanes un cheque con la no módica suma de un billón de euros para comprar toda la participación de Porsche en Bugatti; según Automotive News, Mate Rimac ya tiene listos a los inversionistas que le ayudarán a financiar esta maniobra.
Ahora, Porsche no se irá del todo porque aún tienen acciones en el Grupo Rimac, junto con Hyundai y otros inversores. Pero ya no tendrán voz ni voto en los quehaceres de la exclusiva marca francesa de hiperdeportivos.
La noticia no es algo oculto y de hecho, Mate Rimac habló con Bloomberg en abríl para contar en primera persona como van estas negociaciones. Al parecer, la pelota estaría trancada con la familia Porsche-Piëch, que como se sabe, son la sangre de Volkswagen y Porsche.
Si Porsche decide soltar Bugatti, podría embolsarse una gran suma de dinero que amortizaría el plan de emergencia que tuvieron que montar para mantenerse competitivos: lo de atrasar los deportivos eléctricos, darle un sucesor híbrido al Macan y estirar algunos facelifts más para modelos como el Cayenne y el Panamera.
Al parecer, Rimac tiene fe en que llegará a un acuerdo con Porsche durante el 2026. Ya veremos en que queda esto.