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Prueba de manejo: Honda Civic 2016

La décima generación del sedán japonés recupera ese espíritu innovador de siempre con una propuesta estilística distinta, un mayor nivel de equipamiento, un inédito motor turbo y la calidad conductiva de siempre.

Prueba de manejo: Honda Civic 2016

Los golpes en la industria automotriz suelen dejar huella, y si se analiza la nueva generación del Honda Civic estrenado hace poco tiempo en Chile, nos damos cuenta que la marca nipona asumió las críticas que le llovieron de todos lados por su insípido y poco atractivo Civic anterior, y decidió volver a sorprender al mundo con un modelo completamente innovador. Al menos desde la óptica de la marca.

A diferencia de su antecesor, esta décima generación del Civic es un producto totalmente nuevo que busca recuperar el espíritu innovador y de marca emocionante que se había perdido con los últimos modelos Honda. Y al parecer el resultado fue bien recibido por todos, al punto que se adjudicó el último premio al Auto del Año en Norteamérica.

La propuesta de la marca es ofrecer un diseño de vanguardia, como lo hizo con muchas generaciones Civic a lo largo de sus 40 años de vida, mantener su exquisita calidad conductiva y, como novedad, añadir tecnología y modernizar sus mecánicas, con un totalmente nuevo bloque turboalimentado.

El resultado es un sedán absolutamente deseable, donde el único cuestionamiento sigue siendo el precio, no por la cifra en sí, sino más bien por la cantidad de equipamiento que se ofrece de vuelta. Pero se sabe que Honda está en la parte alta del mercado y eso no cambia con este nuevo Civic.

 

Conceptos técnicos mecánicos

La reinvención del Civic parte por su tamaño, más largo y ancho, pero levemente más bajo. Ahora mide 4.650 mm de largo (+90 mm), 1.800 mm de ancho (+45 mm) y 1.416 mm de alto (-34 mm). La distancia entre ejes también crece 30 mm hasta los 2,7 metros, mientras que el peso del auto fue reducido en 30 kilos, quedando entre 1.250 y 1.320 kilos, dependiendo de la versión.

La habitabilidad siempre ha sido un punto fuerte en este auto (y en la marca), y ese sello se mantiene intacto, aunque lo más significativo es el crecimiento que sufrió en el maletero, que pasó de 345 a 428 litros.

La reinvención continúa con el diseño, basado en el conceptual presentado en Nueva York 2015. Ahora luce líneas afiladas y mucho más deportivas. Lo más revolucionario es su nueva silueta, más cercana a la de un fastback europeo que a la de un clásico sedán de tres cuerpos. La suave caída del pilar C se integra perfecto con la línea del maletero logrando este efecto, mientras que la cintura comienza a elevarse justo sobre este eje mejorando su postura atlética.

En el frontal se aprecian nuevos grupos ópticos con los perfiles LED integrados, tomas de aire de mayor tamaño y una parrilla cromada gruesa que se extiende hasta los laterales. En la zaga, en tanto, muestra unos focos de diseño dramático, mientras que el portalón del maletero finaliza en un pequeño spoiler.

Bajo el capó, y después de dos generaciones utilizando el mismo motor 1.8 litros aspirado, Honda ofrece ahora dos bloques totalmente nuevos para el modelo.  Como entrada hay un cuatro cilindros 2.0 litros i-VTEC con 158 Hp, sin embargo, es el nuevo motor EarthDream de 1.5 litros turbo es el que realmente sorprende en el segmento. Con turbo e inyección directa, este bloque eroga 174 caballos de fuerza y 220 Nm de par entre 1.700 y 5.500 rpm, y está acoplado a una transmisión automática CVT.

Como buen Honda, el nuevo Civic es Top Safety Pick+ por parte del IIHS estadounidense, lo que confirma que es uno de los sedanes más seguros del segmento. Además de la avanzada carrocería con deformación programada ACE, incluye de serie seis airbags, frenos ABS con  EBD, control de estabilidad, anclajes isofix, cámara de visión trasera, y una exclusiva cámara lateral instalada en el espejo del copiloto, y que muestra lo que ocurre en el punto ciego contrario.

 

Confort y equipamiento

Como decíamos antes, el Civic es un auto con muy buena habitabilidad, y ese es el saber hacer de siempre de Honda. Las plazas delanteras son amplias y confortables, y ofrecen una gran visibilidad hacia fuera gracias al buen tamaño de los espejos y lo delgado de los pilares delanteros. Atrás, en tanto, hay anchura suficiente para meter a tres ocupantes, quienes, además, tendrán buen espacio para las piernas. La duda es la altura, ya que producto de su nuevo diseño quedó algo limitada para gente muy grande.

Si se compara con su jugado exterior, el diseño del habitáculo es más sobrio de lo que podríamos suponer, aunque es muy moderno si se pone en perspectiva con la competencia. Lo mejor del Civic es la mejora significativa en la calidad de construcción, en el uso de materiales blandos y suaves al tacto, y en las cuidadas terminaciones. Aquí es donde Honda puso más preocupación por los detalles.

Al medio de todo luce una gran pantalla táctil de 7”, compatible con Apple CarPlay y Android Auto, y desde donde se controla el teléfono, sistema de audio de 180 watts y otros sistemas.

El sedán ofrece algunas soluciones interesantes de cara a una mayor funcionalidad, como el gran espacio de almacenamiento bajo la consola central, con receptáculo y portavasos corredizos incluidos. También destaca un espacio diseñado para guardar el teléfono justo por detrás del tablero central, con puerto USB escondido.

El cuadro de instrumentos está dividido en tres, dejando al medio una gran pantalla TFT a color en donde se despliega toda la información que el conductor escoja para ver, desde el tacómetro y velocímetro, hasta la agenda del teléfono y el listado de radios. Por los costados se grafican a través de barras el nivel de combustible y la temperatura del motor.

En cuanto a equipamiento, nuestra versión tope de gama incluye climatizador automático bizona, sunroof, asientos con ajuste eléctrico y forrados en cuero, botón de encendido y control crucero, entre lo principal.

 

Impresión de manejo

La calidad conductiva siempre ha sido parte del ADN del Civic, y en esta décima generación subieron un peldaño más. De partida, porque el auto perdió 30 kilos de peso y mejoró su rigidez en un 25%.

También por el trabajo que la marca realizó en los paquetes de suspensión, McPherson adelante y multibrazo en el eje posterior, brindando mucho apoyo en todo tipo de condiciones. Aísla el habitáculo de los malos asfaltos con bastante suavidad, y da la suficiente rigidez cuando se transita por curvas, obteniendo un comportamiento neutral y muy predecible.

La dirección, con asistencia eléctrica variable, es otro de los puntos bien trabajados por Honda. Es capaz de ofrecer mucho tacto a medida que se sube la velocidad, con reacciones precisas y respuesta directa y rápida, mientras que el giro del volante es muy blando cuando de estacionar se trata.

Ahora, la joya es el motor EarthDream, aún cuando Honda insiste en ofrecer sólo la caja CVT variable continua como opción de transmisión. Pese a ser una de las mejores CVT del mercado, sigue sin convencer a quienes buscan más deportividad que ahorro de combustible. Ni siquiera trae una opción de uso manual, ya sea a través de levas o de la propia palanca. Un crimen para este estupendo bloque.

A pesar de todo, el gran torque disponible de las 1.700 rpm se nota de entrada, con una buena capacidad de aceleración. Una vez que se pone la palanca en S, este Civic se siente rápido de verdad. El régimen ideal de marcha está en torno a las 3.500 rpm, con mucha entrega de potencia, gran capacidad de recuperación y mucha vivacidad.

El rendimiento de combustible es bueno, entregó un consumo en ciclo mixto de 11 km/litro, aunque con un poco más de cuidado podría dar algo más.

 

Conclusión

El Honda Civic 2016 es un producto muy superior a su antecesor y uno de los mejores sedanes medianos del mercado. La puesta a punto del chasis y su motor 1.5 turbo son lo mejor del paquete, aunque personalmente me encanta su diseño también. Se maneja muy bien, se siente ligero y es posible llevarlo rápido, con buen tacto conductivo, pero responde de maravillas cuando lo que se busca es confort.

Es más grande que su antecesor, con tres buenas plazas traseras y un maletero incrementado en volumen. Y también incluye más equipamiento de serie, partiendo por mucho enfocado en seguridad, lo que son buenas noticias.

El problema con Honda sigue siendo el precio. Parte en $ 16.490.000 con la versión aspirada mecánica, pero si se quiere el paquete completo, con el motor turbo y el equipamiento EXL, hay que desembolsar 20 millones de pesos y eso es mucho dinero para el tamaño y el segmento.

La buena noticia es que si los paga, el retorno que le dará el auto está garantizado.

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