Los fabricantes premium son los que se han adaptado mejor y más rápido a los cambios en las preferencias de los consumidores, lo que se grafica el un cambio drástico en sus gamas de producto. Mientras hace un tiempo firmas tan prestigiadas como Mercedes-Benz innovaban con la presentación del coupé de cuatro puertas (el primer CLS), hoy todo gira alrededor de los SUV.
Si bien Mercedes-Benz ofrece desde hace décadas la Clase G, ésta nació como un 4x4 de uso militar, mientras que varios años después nació la ML, cuya misión original era la de reemplazar a la sempiterna G, algo que ya sabemos, no sucedió.
Hoy en día, la gama de SUV de la marca es enorme, empezando por la icónica G, y luego, de más grande a más chico, los GLS, GLE, GLC y GLA. Y aunque nadie lo hubiera creído, todavía había espacio para un producto entre GLC y GLA, que es el que hoy nos ocupa: el nuevo GLB, un modelo fabricado en México que ya está homologado en Chile.
El diseño
El Mercedes-Benz GLB 2020 es un vehículo compacto, que comparte plataforma con las clases A, A Sedán, y los nuevos CLA y GLA, que todavía no llegan a Chile. Sin embargo, tiene la particularidad de que ofrece tres corridas de asientos.
Si bien se considera un vehículo compacto, mide 4,63 metros y tiene 2,83 metros entre ejes, por lo que es capaz de alojar en una tercera corrida de asientos. La marca indica que personas de hastq 1,68 metros de altura entran cómodamente en esta fila, pero nosotros siendo más alto que eso pudimos realizar viajes cortos por la ciudad sin sufrir demasiado.
Desde afuera y excluyendo a la G, la GLB rompe un poco con el diseño del resto de sus hermanas, los trazos son muy rectos y la apariencia en general es bastante cuadrada, tanto que podrías pensar que se trata de una evolución de la ahora extinta GLK.
El diseño tiene su razón de ser: para alojar ocupantes en la tercera fila, fue necesario adoptar una forma más cuadriforme, con superficies acristaladas muy grandes y un parabrisas en una disposición muy vertical. El resultado es agradable a la vista: la GLB luce ruda y el aspecto es muy de SUV, nada que ver con el coqueto GLA.
Mecánica
Probamos la versión GLB 250, que lleva bajo el capó un 4 cilindros 2.0L turbo, que eroga 224 Hp y 350 Nm de torque, y que va asociado a una caja automática de doble embrague y ocho velocidades. En Chile está homologado el GLB 200 (1.4 litros Turbo con 163 Hp y 250 Nm) y el GLB 200d (turbodiésel 2.0 litros con 150 Hp y 320 Nm).
LEn una de las variantes diésel, la potencia es enviada a las cuatro ruedas vía el sistema de tracción integral de la marca denominado 4Matic. Por su parte, la suspensión es independiente en las cuatro esquinas.
Interior
Puertas adentro encontramos una cabina muy similar a la más reciente iteración de la Clase A. El tablero es dominado por ese set de dos pantallas de altísima resolución y 10.25”, desde donde se visualizan y controlan buena parte de las funciones del GLB. La pantalla de la derecha es táctil, aunque también se puede operar a través del pad touch ubicado en la consola central que, por cierto, tiene feedback háptico.
La interfaz en general es muy agradable de ver y es fácil de utilizar, algo que mejoró muchísimo en el último tiempo en los Mercedes-Benz. En las dos generaciones previas se caracterizaban por su interfaz compleja y poco amigables con el usuario, ahora es todo lo contrario. Por si fuera poco, el asistente virtual “Hey Mercedes” está presente también, con lo cual, interactuar con la GLB es muy simple y se puede hacer de formas muy variadas.
Las áreas temáticas que vimos en la Clase GLE también están presentes aquí, entonces la información desplegada en las pantallas, así como la iluminación, puede cambiar por completo dependiendo de cual elijas. Por ejemplo, en modo “Experiencia” muestra únicamente indicadores de desempeño, entrega de potencia y torque, por mencionar algunos, en una iluminación en amarillo, mientras que en modo “Eco” la iluminación es verde y la información desplegada se refiere al ahorro de combustible.
Los materiales son muy buenos, hay plásticos suaves al tacto, y manipular salidas de aire, así como la botonería, te deja esa sensación de calidad y durabilidad que siempre han caracterizado a la marca. El único pero está en los bajos del tablero, que son plásticos duros al tacto, algo que no estamos tan acostumbrados a ver en un Mercedes. No están mal, pero tampoco están a la altura del resto del conjunto.
Siguiendo con el equipamiento, hay cargador por inducción y cuenta con climatizador automático, pero éste es de una zona y no ofrece salidas de aire para las plazas traseras. También cuenta con arranque mediante llave inteligente, pero no para el acceso, por lo que tendrás que sacar la llave para desbloquear los seguros.
Otros elementos como el techo panorámico o el head up display son opcionales, por lo que hay que sumarlos a un precio inicial que para empezar no resulta muy accesible que digamos.
Ahora bien, en cuanto a espacio interior, el Mercedes-Benz GLB 2020 es simplemente genial. La banca intermedia tiene mucho recorrido y cuando está lo más atrás posible, deja un espacio inmenso para las piernas que nada tiene nada que envidiar a una GLE. Eso sí, en esa disposición no hay forma de meter un pasajero en la tercera fila de asientos. Con esto, es mejor reclinarla y habilitar un maletero muy grande.
Sin embargo, recorriendo la segunda fila a una posición intermedia, es posible que dos adultos de talla media viajen cómodamente hasta atrás. Es cierto que es necesario flexionar un poco las piernas, pero créeme que las dimensiones son más que aceptables, y eso es en verdad todo un logro, ya que por lo general los SUV de acceso de las marcas premium siempre han ofrecido poco espacio para los pasajeros posteriores, y casi nadie una tercera fila utilizable. Y la nueva GLB no solo es adecuada, es perfectamente funcional. Eso sí, llevar ocupantes ahí significa que no tienes básicamente nada de maleta disponible, unas por otras.
Manejo
Tras el volante, ya esperaba que la GLB fuera un auto de buenas maneras, ya que con la llegada de la nueva Clase A, la evolución fue notable. Sin embargo, he de confesar que quedé gratamente sorprendido, es mejor de lo que pensaba, en gran medida gracias a la ganancia en distancia entre ejes y el hecho de que tiene tracción integral.
Tenemos entonces que la nueva Mercedes-Benz GLB 2020 no solo es silenciosa y cómoda, sino que también va bien plantada y puede rodar verdaderamente rápido, transmitiendo total seguridad.
El 2.0 litros empuja con mucha decisión, la transmisión hace un trabajo impecable extrayendo las 350 Nm de la mejor manera posible. El GLB 250 se siente ágil y poderoso, es muy agradable de manejar y logra transmitir cabalmente una experiencia de conducción de auto premium.
Pero no solo es apta para manejo alegre en autopista, ya que al llegar a un camino con curvas, la tracción integral hace de las suyas y el GLB muestra un agarre muy superior de lo que podrías pensar. Para redondear, la dirección es precisa, los frenos son potentes y la suspensión tiene una calibración bien balanceada entre rigidez para manejo deportivo y suavidad para una marcha confortable.
Conclusión
La nueva Mercedes-Benz GLB desde mi punto de vista representa un gran acierto por parte de la marca. Ofrece toda la versatilidad y practicidad que una familia podría necesitar, con el refinamiento, sofisticación y tecnología que caracterizan a la firma, pero sin la necesidad de escalar a las exclusivas y mucho más caras GLE y GLS.
Y además, pone un pie en el mercado de las 7 plazas, algo que no tenía sin escalar demasiado en el precio. Algo que, además, sus competidores no tienen.
Claramente, Mercedes-Benz ha sabido leer perfectamente las necesidades del mercado y este nuevo GLB es la mejor prueba de ello. Pronto en Chile, apenas pase el Coronavirus.
Mercedes-Benz GLB a prueba