Tal vez muy poco conocido en Chile, el TCR (Touring Car Racing) es uno de los conceptos de carreras de autos más inteligentes que hayan surgido en los últimos años. Nació del ingenio del promotor italiano Marcello Lotti (hoy presidente de World Sporting Consulting, a cargo de la organización), quien se separó del entonces Campeonato Mundial de Turismos (WTCC) de la FIA que, la verdad, nunca logró captar la atención de nadie.
Lotti apuntaba a crear un campeonato atractivo para las marcas, entretenido para el público, con costos razonables para los equipos y una competitividad garantizada a lo largo de todo el calendario. Y tomando como ejemplo la mala experiencia vivida en el WTCC, donde Citroën dominó a placer año tras año gracias a su presupuesto ilimitado, decidió que el TCR fuera una competencia enfocada en equipos privados sin permitir el ingreso de escuderías oficiales.
En 2014, Lotti presentó la idea de un "auto compartido" y pidió a las marcas afines que desarrollaran un proyecto que pudiera ser común. El modelo elegido para ser la base del proyecto fue el SEAT León CUPRA Eurocup. De esta base mecánica y con un reglamento técnico rígido se desarrolló el auto del TCR.
Las especificaciones son claras: debe ser un auto hatch o sedán del segmento C y basado casi por completo en un auto de calle. El motor debe estar basado en un bloque de producción entre 1.750 y 2.000 cc, con una potencia máxima de 350 Hp, un par máximo de 420 Nm, gestionado por una caja secuencial y con tracción delantera.
Buena parte de los componentes deben ser los mismos que se utilizan para la calle, incluyendo las luces y chapas. Sin embargo se admiten cambios en la electrónica, suspensión, frenos y ruedas. Y, por supuesto, el trabajo aerodinámico que recibe la carrocería. Para la homologación, cada fabricante debe producir al menos 10 unidades y tener una producción mínima de 5.000 piezas de repuestos por año.
Y el precio por unidad está fijado en un máximo de 137.500 euros.
Ahora, la clave para la competitividad es un riguroso proceso de homologación que se realiza antes del inicio de cada temporada, en el que los autos de las distintas marcas son llevados a una prueba realizada por la WSC con un piloto profesional, donde se evalúan las cualidades y prestaciones de cada modelo. A partir de ahí comienza el proceso de cambios y de emparejamientos, en un proceso denominado "Balance of performance" (equilibrio de rendimiento).
Este proceso de equilibrio competitivo seguirá durante la temporada a través de diferentes niveles de lastres aplicados a los autos ganadores, lo que realmente permite que muchos pilotos/equipos lleguen al final con opciones de campeonar.
Hoy, el TCR cuenta con 35 certámenes internacionales. El principal es el World TCR avalado por la FIA y que cuenta con 10 carreras en el año. Hay siete campeonatos regionales (incluyendo uno en Sudamérica que corre en Argentina, Brasil y Uruguay), otros 15 nacionales y varios más que son de resistencia como las 24 Horas de Nürburgring.
Y pese a no contar con equipos oficiales, hoy es posible comprar alguno de los 24 modelos de 16 marcas globales, desde Alfa Romeo y Audi a las chinas MG y Liynk & Co. A la fecha se han vendido más de 1.000 autos TCR en todo el mundo. La última marca en sumarse fue Toyota con un Corolla TCR fabricado en Brasil y, por ahora, exclusivo para el TCR South America.
El CUPRA León TCR
El CUPRA León TCR es el heredero directo del modelo que dio vida a la categoría y, además, ganador de la primera temporada del WTRC en 2017. Se produce en las instalaciones de CUPRA Racing en Martorell, junto a la planta de SEAT, donde también se fabrica su "hermano gemelo", el Audi RS3 TCR.
Utilizando como base el CUPRA León, monta el motor gasolinero de cuatro cilindros 2.0 TSI con 340 Hp y 410 Nm de par. Está gestionado por una caja secuencial de seis, siendo capaz de alcanzar 265 km/h de velocidad máxima y ofrecer un 0 a 100 km/h en 4,5 segundos.
Este motor cuenta con un radiador de doble paso con sistema de cárter de aceite húmedo para una lubricación sostenida. Además, está equipado con tecnología HP Multi Jet Fusion para mejorar la entrada de aire.
La suspensión delantera es McPherson pero reforzada y con un sistema de ajuste en altura, convergencia y ángulo de inclinación. La suspensión trasera es multibrazo, pero cuenta con elementos de competición.
Asimismo, cuenta con frenos de alta capacidad, con discos ventilados de 378 mm adelante mordido por una pinza monobloque de 6 pistones ALCON, y un disco sólido trasero de 272 mm con pinza de dos pistones.
La cabina cuenta con la reglamentaria jaula antivuelco homologada, incluye asientos de carbono con arneses de seguridad de 6 puntos, volante plano de 330 mm con levas para los cambio y sistema Lifeline para un acceso rápido durante las paradas en boxes.