Tal cual como el hatchback presentado en Nueva York hacia principios de año, era más que lógico que Toyota iba a lanzar una versión de tres cuerpos de su muy reconocido y vendido Toyota Corolla. Y aunque probablemente no hay cambios muy significativos con dicho modelo, es bueno darse cuenta que con la desaparición del nombre Auris, Toyota vuelve a reunir bajo una sola plataforma y un solo lenguaje de diseño a sus dos estilos de carrocería.
Lo entretenido de este lanzamiento, es que se realizó de una para todos sus mercados principales, incluyendo China, donde se comercializará con el apellido Levin (que a más de alguno de ustedes les debe sonar familiar) y en Europa donde el caballo de batalla será el modelo hibrido. Entre el modelo americano y los modelos que cruzan el charco hay diferencias menores, más que nada con respecto a los colores del interior y el tratamiento estético que reciben en el frontal y en los ópticos traseros.
En el caso del modelo norteamericano (que es el que tiene más probabilidades de llegar a Chile), nos encontramos con un frontal que mantiene los mismos focos del hatchback, incluyendo la triple firma LED, pero en lugar de tener la insignia de Toyota en el bigote superior, lo tiene en la moldura que queda entre esta zona y el capot. Tal cual como ha sido la tendencia de Toyota con sus autos de pasajeros (una que no nos gusta mucho), predomina una gran boca que se ensancha en la parte inferior, acompañada de dos aberturas menores. Todas estas zonas dan la impresión de ser grandes tomas de aire, cuando en realidad son más bien cosméticas. Un discreto spoiler remata en la parte inferior, configurando un look muy agresivo, quizás demasiado para el perfil del auto. Mejor a que sobre a que falte, podrían decir algunos.
El perfil no tiene muchos cambios, siendo inmediatamente reconocible como un Corolla. Los cambios vuelven en la parte de atrás, con una zaga bien resuelta, de focos alargados y con mayores pliegues. Abajo, aparece una salida doble de escape y un difusor del color de la carrocería. Aunque claro, también aparece en la imagen la insignia XSE, lo que significa que modelos más básicos (como los que de seguro llegarán a Chile algún día) serán más sobrios.
De dimensiones, el Corolla Sedán presenta 4,640 mm de largo, 1,780 mm de ancho y 1,435 mm de alto, con una batalla de 2,700 mm, que se mantiene idéntica a la de su predecesor. Aunque como es más ancho, el habitáculo es claramente más espacioso. Todas estas ganancias son parte de la estructura principal del Corolla, que abandona su remozada plataforma para entrar en la nueva etapa de plataformas modulares, en este caso, la TNGA de Toyota, la que, como principal gracia, permite que el Corolla gane una suspensión trasera multi-link, que como sabemos, es mucho más confortable y refinada.
El interior, es el mismo que el del hatchback y esto es algo muy bueno, ya que los cambios son sustanciosos, incluyendo amplias mejoras en materialidad y con un torpedo flotante, más minimalista, con una zona central donde se reúne la pantalla del sistema multimedia (de 7 y 8 pulgadas, según versión), los aireadores y los botones del climatizador. Sería un milagro que llegara a Chile con un sistema multimedia de fábrica y no con uno de instalación local.
Poco se habló de los motores. Lamentablemente, aun no hay un salto hacia un propulsor Turbo de menos litraje y, de hecho, sorprende la decisión de mantener la planta 1.8 del modelo anterior para las versiones más básicas, con un nuevo motor de 2 litros (el M20A-FKS Dynamic-Force con Dual VVT-i, alta compresión e inyección doble), 169 Hp y 210 Nm de torque para las versiones más altas. No son mucha competencia al lado del 1.5 Turbo que emplea su principal rival, el Honda Civic (o los propulsores TSi del Volkswagen Jetta). Los modelos 1.8 se asociarán a la transmisión CVT más antigua, mientras que los modelos con motor de 2 litros podrán acceder a una CVT y a una inédita transmisión manual de 6 velocidades con sistema Rev-Match para un manejo más deportivo, pero que no necesite tanta danza entre los pedales para acomodar las revoluciones del motor.
En resumen, el nuevo Corolla es sin dudas un auto muchísimo mejor que el anterior, más dinámico, más entretenido y altamente más refinado. Solo nos apena la falta de propulsores más modernos, pero bueno, Toyota sabe cuál es su público.