A Kia es una marca que le ha costado dar con la receta para un buen sedán. Solo después de que Hyundai los absorbió, lograron -con la plataforma del Sonata- comenzar a mostrar madurez. El Optima, al menos en Chile no era tan llamativo como hoy; es cosa de hacer memoria hacia la época del Magentis, modelo que en otros mercados si se conoció como Optima. Este nombre finalmente se comenzó a utilizar de manera global a partir de la generación TF, modelo que incluso, se percibía mucho más maduro y elegante que el Sonata del cual derivaba. O sea, "el aprendiz estaba superando al maestro", considerando que el Sonata fue un modelo de muy buena aceptación en los noventa. Eran otros tiempos.
Hoy, son los SUV y crossovers los que dominan todo, haciendo que los sedanes también hayan crecido en tamaño para mostrarse más atractivos, pero es un segmento más reducido. Hay algunos sobrevivientes, como el Honda Accord y el Subaru Legacy entre los más tradicionales, además del Ford Fusión como una alternativa más de gusto norteamericano. Y claro, el líder indiscutido del segmento, uno que incluso partió discreto, cuando era apenas un 626, pero que hoy conocemos como Mazda6 y que para muchos es la receta perfecta. Hyundai se ha dejado estar con el Sonata, un modelo que prácticamente asociamos a la flota de Transvip en los aeropuertos, pero Kia con el Optima tiene un modelo muy interesante y que quizás no has considerado.
El GT ($22.990.000) es la versión tope de linea de Optima, lanzado el 2016 para esta generación y renovado en marzo de este año con un facelift y un nuevo motor turbo que combina muy bien con su apellido.
Diseño, la clave del Optima
Comenzando con su diseño, el Optima se mantiene prácticamente idéntico al modelo que ya conocíamos de hace unos años. Los focos son más estilizados en el frente, al igual que los traseros, que cuentan con una nueva grafica en forma de "doble L invertida" con tecnología LED. Los parachoques también recibieron un rediseño en las tomas de aire frontales, incorporando luces. Los reflectores traseros también fueron reubicados. Se mantiene el filete cromado que recorre la parte superior de las ventanas y que se prolonga hasta el final de la luneta posterior, siendo este el rasgo de diseño más reconocible del modelo.
El modelo EX presenta llantas de 17", mientras que el GT lleva de 18" y con calipers de color rojo, aparte de dos salidas de escape reales a cada costado del parachoques.
Sus proporciones son elegantes y modernas, en un punto medio entre lo que logra el Mazda6 y otros modelos más grandes como el Subaru Legacy, logrando un atractivo muy particular y mesurado. De largo, presenta 4,85 metros, con 2,8 metros entre ejes, 1,86 metros de ancho y 1,46 metros de alto. El Mazda6 es apenas más largo y más bajo, pero el Optima se siente más amplio en su interior. El Ford Fusion anda más o menos similar de tamaño con el Optima, aunque visualmente luce más grande y pesado. El maletero tiene 450 litros de capacidad, bastante similar a sus rivales, con la excepción del Mazda6 Turbo, el cual se arranca con 482 litros.
Pagando las deudas
Pasando al interior, a golpe de vista, no hay muchos cambios con respecto al Optima GT del 2016, pero los pocos cambios que hay, son muy bienvenidos. Por ejemplo, el volante es más moderno y luce más fino en sus terminaciones y botones. En la parte central de la consola teníamos un climatizador con una pobre pantalla rectangular LCD que prácticamente quedaba volando bajo los aireadores. Ahora en ese lugar hay una botonera similar a la del climatizador con los accesos directos del sistema de audio, que ahora lleva un sistema multimedia con panel táctil de 7" y soporte para Apple CarPlay y Android Auto, en lugar de la vieja radio con pantalla a color de 5". La pantalla viene en un encastre que aun la hace ver pequeña, pero al menos es un avance importante en tecnología.
Al volante, tenemos marcadores analógicos para el velocímetro y tacómetro, con una pantalla a color de 4,3 para el computador a bordo de renovada interfaz y que además presenta unos gráficos para mostrarnos el torque del auto y la presión del turbo, entre otros parámetros.
Las butacas se mantienen con reglajes eléctricos, memoria, tapiz de cuero, costuras rojas y unas insignias GT que a gusto personal le restan elegancia al conjunto. Pero lo que vale mencionar, es que ahora estos asientos son ventilados y calefaccionados. El volante y los asientos traseros, solo son calefaccionados, pero es un avance importante. Si seguimos sumando, nos encontraremos con SmartKey, botón de encendido, sensor de luz y lluvia, espejo interior electrocromático, freno de estacionamiento eléctrico, pedalera de aluminio, luz ambiental, cargador inalámbrico para celulares, cortinas para privacidad en las plazas traseras, alzavidrios de un toque, espejos de plegado eléctrico, iluminación full LED con doble proyector e intensidad adaptable, sunroof panorámico, iluminación ambiental y cámara de retroceso en 360 grados con ángulos ajustables. Lo único que se perdió fue el sistema de audio Harman/Kardon, una lástima.
En materia de seguridad, tanto esta versión GT como la EX de entrada llevan sensores de proximidad delanteros y traseros, seis Airbags, anclajes ISOFIX, frenos ABS con EBD, control y programa de estabilidad (ESC + VSM), sistema de asistencia al frenado, asistente de partida en pendiente, radar de punto ciego/trafico cruzado y apertura automática de puertas en caso de impacto. El GT añade el monitor de presión de los neumáticos y airbag de rodillas para el conductor.
Así, el Optima se ha puesto a tono a los tiempos actuales, pero ojo, que sus rivales ofrecen algunos elementos más sofisticados como mantenimiento de carril, alerta de fatiga, frenado de emergencia, torque vectoring, asistente de estacionamiento y hasta control crucero automático.
La posición al volante es cómoda y los materiales, aunque no lo parecen mucho, son bastante gratos al tacto, con polímeros suaves, acabados metalizados (fríos al tacto, no de plástico) y texturas interesantes. Es moderno y sobrio, pero cuidado en su estilo; mucho mejor que un Ford Fusion, pero no con la fineza de un Mazda6. Lo que sí, los asientos de atrás son un poco rígidos, lo que les resta confort, considerando que tienen mucho espacio, aireadores y hasta un puerto USB; en un Mazda6 vamos más echados, pero son asientos mucho más cómodos, incluyendo la quinta plaza.
Honrando la insignia GT
A la hora de manejar, nos encontramos con una de las novedades más sabrosas del Optima, que es el cambio en su motorización, pasando de un 2.4 aspirado de 185 Hp con inyección directa a un motor turbo de dos litros con 241 Hp y 353 Nm de torque. El empuje es contundente y no tiene nada que ver a la respuesta más floja de su antecesor aspirado. Sobre las dos mil vueltas empuja con decisión, aunque el auto es mejor recuperando que saliendo desde cero.
La dirección está bien calibrada y desmultiplicada, pero se siente sobre asistida y no es muy comunicativa, mientras que la suspensión tiene un dejo de firmeza que no alcanza a sentirse áspera, lo que aporta a la personalidad GT del modelo. Ahora, este auto tiene modos de manejo, los que no solo actúan en la gestión del motor, sino que también en la dirección, transmisión y suspensión. El modo Sport nos ayuda a afinar la respuesta de la transmisión, que sin ser de las mejores, al menos no molesta y no se lleva la potencia del auto. La dirección se hace ligeramente más pesada y la suspensión se siente más áspera en ciudad, por lo que recomendamos usarla solamente en carretera, donde la dureza extra ayuda mucho en la comunicación con el auto y el control de las maniobras. El modo Sport también usa los parlantes para emitir un murmullo sintético que emula el sonido del motor, el cual es inexistente desde el exterior; solo se percibe más "ronco" en ralentí.
De consumo, el Mazda6 con motor 2.5 Turbo es apenas más económico en ciudad (8,7 km/l vs 8 km/l) que el Optima Turbo, pero realmente en ciudad, nuestro consumo anduvo entre los 6 y 7,5 km/l lo cual es bastante, aunque claro, hablamos de autos con más de 200 Hp. El Mazda6 que probamos hace un tiempo atrás, logró 9 km/l en ciudad, gracias a una entrega más progresiva de su potencia.
Entonces, tenemos un Honda Accord más amplio y señorial, un Subaru Legacy más compuesto y neutral, el Ford Fusion, tan cómodo como un lanchón americano y con mucho equipamiento, aunque pobre de terminaciones y el Mazda6, un auto que se acerca mucho al segmento premium, pero al que le falta esa cuota de performance extra que tiene este Optima GT.
¿Nos gustó el Optima GT? El 2016 no nos gustó mucho, pero este 2019 nos parece un auto muchísimo más interesante y con un equipamiento bastante más acorde a su precio. A su favor tiene el diseño y los nuevos trucos que gana en performance, como el motor turbo y sus modos de manejo. Por fin se siente más como un GT que el modelo pre-facelift.
Ahora, si quieres un auto muy tecnologizado al mejor precio, el Ford Fusion sigue siendo el que más valor da. Por otro lado, es difícil decirle que no al excelente Mazda6, que está muy cercano en su versión GTX a un auto del segmento premium. Pero al menos, ahora si podemos ver al Optima GT como una alternativa intermedia.