Alfa Romeo, BMW, Bentley, Datsun, Ferrari, Ford, Jaguar, MG, Mercedes-Benz, Porsche, Rolls-Royce, Triumph y Volkswagen. Estas son algunas de las marcas que lucían los ejemplares clásicos deportivos que se anotaron para disputar la edición 25 del “Rally 500 km Sport Clásicos”, uno de los eventos más tradicionales de la especialidad en nuestro país.
La actividad comenzó con una largada protocolar -el jueves 29 de agosto- en el Parque Bicentenario de Vitacura, una tarde llena de hermosas máquinas y engalanada por una gran cantidad de entusiastas. Entre aplausos y flashes los participantes cruzaron el arco de partida, para el día siguiente enfrentar una de las más extenuantes etapas del rally.
El viernes 30 a primera hora de la mañana, los autos, todos pertenecientes a la categoría Sport Clásicos, es decir con ADN deportivo y carrocerías de tipología coupé, convertible y roadster, comenzaron la travesía hacia Coquimbo. Era una prueba de regularidad (tipo clásica), lo que impuso un enorme reto para los binomios, quienes debieron cumplir al pie de la letra las instrucciones del libro de navegación y mantenerse dentro de las velocidades y tiempos establecidos por los jueces.
El sábado, los autos de colección salieron desde el Enjoy de Coquimbo hacia Puerto Velero, y pese al frío reinante de esa mañana, muchas personas esperaron en las afueras del recinto para contemplar el paso de los participantes; nadie quedó indiferente ante la belleza de estos automóviles antiguos, en la previa a la prueba de precisión a realizarse en los caminos interiores de Puerto Velero, instancia en la que se utilizarían los inequívocos sistemas de medición que sirven en rallys internacionales como la Mille Miglia en Italia o el Rally de Las Bodegas en Argentina; esta metodología se conoce como “regularidad sport”.
La prueba de precisión tardó varias horas en completarse, porque los bólidos largaron de uno en uno, en dos tandas cuyo recorrido debía cumplirse en un margen milimétrico de exactitud. Una vez efectuada esa etapa, los binomios regresaron al Enjoy de Coquimbo no para descansar, sino que para alinearse en la Avenida del Mar y deleitar al público con sus máquinas. La citada arteria fue cerrada al paso de otros vehículos y sólo se permitía el acceso a pie, una muestra del entusiasmo y apoyo ofrecido por la Municipalidad de Coquimbo. La exhibición estática duró hasta que la luz natural comenzó a decaer, instancia a la que asistieron miles de espectadores, demostrando la admiración que despiertan estos automóviles de alto valor patrimonial.
La jornada finalizó esa noche con la cena de premiación, en la que se dio a conocer a los ganadores del rally, a los binomios que inscribieron sus nombres en el libro que resume los 25 años de historia de esta competencia.
Al final del recuento se anunció que la dupla integrada por Alfonso Esteva y Mariela Besoain, a los mandos de un Chevrolet Corvette Stingray Convertible de 1966, se adjudicó el primer lugar, siendo escoltados por la tripulación formada por Roberto y Ronald Wendler, dupla que enfrentó el rally en un hermoso Jaguar E Type de 1966. El tercer puesto fue para el binomio Pedro Ortiz (hijo) y Pamela Rojas a bordo de un IKA Torino Coupé de 1971.
También se distinguió al ejemplar más destacado de la competencia, en una votación que incluyó al público presente en la Avenida del Mar. Esta vez el galardón se lo llevó el Bentley 4.5 de 1930, perteneciente a la colección Jedimar, un bólido británico que se lució con un su carrocería British Racing Green y su impecable desempeño en los dos días de competencia.
Con la celebración del “Rally 500 km Sport Clásicos” ya se han disputado dos de las tres etapas de la “Triple Corona Chilena”, campeonato que culminará en noviembre próximo cuando se le de luz verde al “Desafío de Clásicos”.