Siempre he sido un férreo defensor de que los autos son para manejarlos, experimentarlos y vivirlos, no para tenerlos guardados en estacionamientos como piezas de inversión y para paseos esporádicos al año. Un cuadro, una joya o una escultura están hechos para contemplarse, porque son elementos estáticos, pero cualquier elemento dinámico, sea el metraje de una película, una obra musical o derechamente una experiencia interactiva como manejar un auto, debe ser apreciada como corresponde, con los rituales básicos que estos conllevan.
Por supuesto, experimentar un auto deportivo como un Porsche, aunque para nosotros como periodistas especializados sea más recurrente que para el resto de las personas, se sabe, es un privilegio que cobra mucho más sentido en tiempos como los de hoy, donde la electrificación, digitalización y virtualización de ciertas facetas del desarrollo automotriz han ido simplificando, puliendo y anestesiando la riqueza o los matices que provoca la experiencia de llevar un auto a altas vueltas del tacómetro y cerca de los 200 km/h o más, entre curva y curva. Y Porsche tampoco ha sido ajeno a esto.
Pero aunque uno pudiera decir que esto es culpa de los tiempos que corren, donde todo es inmediato, hay que pensar que Porsche es una marca con los pies muy puestos en el motorsport y donde cualquier desarrollo que pueda mejorar los tiempos de vuelta de un auto se permiten. Por supuesto que para disfrutar en la carretera, pareciera que hoy nadie tiene tiempo para el latigazo de un turbo o para incluso pisar el embrague, pero en pista, la fantástica transmisión PDK te permitirá concentrarte en algo que Porsche no ha transado jamás: el trabajo de ingeniería que hay en el chasis, en el tren motriz, en la dirección y la suspensión.
El World Roadshow está hecho para eso, para vivir la experiencia Porsche desde una mirada más panorámica. No vamos a la pista a correr entre nosotros, sino que vamos a experimentar en que está la marca hoy y como sus autos, desde los eléctricos hasta los más analógicos siguen siendo fieles a los desarrollos con propósito, con sentido.
El Roadshow
Tal como ocurrió hace ocho años cuando nos visitaron por última vez, el equipo del Porsche World Roadshow nos preparó cuatro estaciones. Claro que hay algunos cambios con respecto a aquella oportunidad, como la elección del circuito, desde el antiguo y clásico trazado de Las Vizcachas, por la pista completa del Autódromo Nacional de Codegua. También tenemos autos más potentes, como los nuevos Taycan y los feroces 718 GT4 RS y Spyder RS. Todos los autos fueron traídos desde Alemania y fueron cargados con combustible sintético de la planta Haru Oni en Punta Arenas, mientras que Michelin trajo más de 300 neumáticos para que los autos siempre mantuvieran el máximo grip.
La organización separó al grupo de prensa en cuatro equipos, con el fin de que cada equipo realizara al menos dos actividades antes de almuerzo y dos después, agilizando los tiempos. Nosotros comenzamos con la de aceleración, a bordo de un 911 Turbo S, el cual alcanza los 100 km/h en 2,7 segundos. Cuando sientes que se te revuelve el estómago, puedes rápidamente darte cuenta de dos cosas: el nivel de costumbre que debe tener un piloto para desensibilizarse de esas fuerzas y así poder concentrarse en conducir, planificar la ruta y reaccionar, pero también de como Porsche logra cada año sacarle más velocidad a estos autos. Gracias a los frenos carbono-cerámicos, la frenada es limpia e inmediata.
La segunda prueba es la de slalom, a bordo de un 718 Spyder RS con paquete Weissach. Esta sería una prueba cronometrada válida para un premio al final de la jornada, por lo que todos trataron de sacar el máximo consejo de los instructores. El truco, al menos en este auto es mantener una sola marcha y las revoluciones en el rango medio, sin oscilaciones, más que ser regular. Es una prueba exigente, donde se recomienda el uso del modo manual, para que la caja PDK no malinterprete un cambio en la presión del acelerador y te haga perder tiempo con un cambio erróneo.
Luego nos fuimos a la pista con los "Big Boys", los autos grandes de la marca como el nuevo Panamera, los nuevos Taycan y la sorpresa de la jornada, el nuevo Macan Electric. El Panamera siempre ha sido un auto dramático, pero los Taycan siguen sorprendiendo con su manejo, justificando esa frase que por ahí alguna vez oí "antes que ser un auto eléctrico, el Taycan tiene que ser un Porsche". El Macan Electric es más pesado que el Macan de siempre, pero es más reactivo y potente para compensarlo, lo que le permite ser conducido al mismo ritmo que cualquier otro Porsche.
Después de la pausa para almorzar, nos fuimos a un circuito técnico con los Cayenne, para conocer sus aptitudes off-road. No es que nosotros no las conozcamos, pero sigue siendo interesante experimentar como estos autos, que probablemente pasan más en la playa y en el mall, si tienen competencias suficientes para trepar, cruzar ruedas, inclinarse y franquear obstáculos con total naturalidad. Solo basta subir la suspensión para alcanzar 238 mm de despeje y dejar que la tracción haga lo suyo. Por supuesto que ya a estas alturas no hay una transfer con reductora, pero el sistema es lo suficientemente sofisticado como para gestionar caminos rotos y desniveles sin problemas de tracción, al menos en seco. El diferencial trasero de bloqueo electrónico es opcional y la suspensión pasó a una de tres cámaras a una de dos, pero que según Porsche funciona mejor que la anterior. Lo mejor fue dejar la pista off-road y dar una vuelta extra al circuito, mostrando la dualidad de estos modelos.
Y lo mejor quedó para el final, con vueltas guiadas a bordo de los autos que de verdad nos interesan, como son los nuevos Porsche 911 992.2, el Porsche 911 Turbo S y los espectaculares 718 GT4 RS y Spyder RS. Con los 911 probamos las versiones Carrera estándar del coupé y el convertible, aunque el coupé contaba con un alerón trasero opcional y un exquisito volante de Alcántara. El 911 Turbo S es el supercar de la familia 911, combinando exclusividad y alto performance, una ruta diferente a la que toman los GT2 y GT3 que apuestan netamente por el performance en pista.
Sin embargo hay un lugar especial en nuestros corazones para el 718 GT4 RS con paquete Weissach y el Spyder RS, ambos impulsados por el bóxer de seis cilindros y cuatro litros aspirado de la marca, el mismo de los GT3, con 500 Hp, pero montado en posición central y en un auto que parece más de pista que de calle. Sin ningún tipo de aislación acústica, llevar este motor al final del tacómetro y pasar los 200 km/h en la recta larga del trazado completo de Codegua representa una experiencia única. Frenos pesados, dirección telepática y una butaca que te une al chasis, te permiten conducir al máximo nivel, pero también saborear todas las dimensiones de un auto tan sublime como adictivo.
Termina la jornada y despues de las evaluaciones y las hot laps, el vacío que nos queda a los que nos gustan los autos es fuerte. Hay quienes tienen la fortuna de tener un Porsche; yo les digo, no la desaprovechen guardando el auto en la casa, que la inversión se paga en cada curva y en cada nota del motor. El Taycan y el Macan Electric pueden representar el futuro de Porsche en ciertas áreas y siendo autos muy dignos de la insignia que llevan, no hay nada que reemplace a los verdaderos héroes de esta jornada como el Turbo S y los 718.