Quince años han pasado desde que BMW lanzó el X3, y a la fecha ha comercializado más de 1,5 millones de unidades en todo el mundo. En 2017 presentó en sociedad la tercera generación, la que no sólo incluía mejoras visuales, de habitabilidad y tecnológicas, sino que especialmente en su desempeño.
El nuevo X3 aterrizó en Chile justo con el cambio de año, primero en su versión xDrive 30i, con el motor gasolinero de 252 Hp, pero con los meses incorporó el fantástico xDrive 30d, equipado con el seis cilindros turbodiésel de tres litros, que eroga 265 Hp, y que fue justamente nuestra unidad de pruebas.
Vale decir que el BMW X3 se ofrece en el país en cuatro versiones, con precios desde los $35.890.000 (sDrive 20i), mientras que nuestra unidad de pruebas se comercializa por $44.390.000.
Nuevo pero sutil
Cuesta encontrar de buenas a primeras grandes diferencias estéticas entre esta generación y la anterior, sin embargo, el trabajo realizado por BMW es sorprendente por su efectividad: el X3 se ve nuevo, actual, más elegante, y además es mucho más aerodinámico, bajando de 0.33 a 0.29, lo mejor del segmento.
Las luces ahora son LED, por supuesto, y la parrilla frontal es activa, permitiendo un mejor flujo de aire dependiendo del uso. Además, hay nuevas salidas de escape, diseño de focos posteriores y llantas.
La silueta del X3 es muy de SUV, quizás menos deportivo que algunos de sus rivales (Mercedes-Benz GLC, Audi Q5 y Volvo XC60). La cintura sigue siendo alta, hay una generosa cuota de superficie vidriada y un buen despeje al piso. Sin embargo, el uso de los espacios entre los elementos hace que el modelo se vea muy atractivo visualmente.
Pese a que hay un pequeño incremento en sus medidas, las proporciones siguen siendo perfectas para un SUV. Mide ahora 4.708 mm de largo (+60 mm), 1.891 mm de ancho (+10 mm), 1.676 mm de alto (+15 mm) y tiene entre ejes muy buenos 2.864 mm (+54 mm).
Gracias a este crecimiento, ofrece una habitabilidad magnifica en las plazas posteriores (muy apto para tres pasajeros) y en el maletero, realmente grande y profundo, con espacio para 550 litros de capacidad.
Nuestra unidad de pruebas equipaba el paquete estético xLine, que destaca por una serie de elementos decorativos en aluminio satinado o en aluminio mate (barras, parrilla, protecciones delanteras y traseras, estribos, tomas de aire, marcos de los vidrios, etc).
Gran habitáculo
El interior es el clásico ecosistema al que BMW nos tiene acostumbrado, así es que si ya es usuario de la marca, se adaptará rápidamente. Como es un poco más de lo mismo, se extraña algo de frescura.
Pero también hay cambios que apuntan a dotarlo de más tecnología y simplificar las líneas. Lo primero que destaca es la nueva pantalla multifunción de 10,2 pulgadas, instalada en un voladizo ya tradicional en la marca, y nuestra versión incluía un cuadro de instrumentos totalmente digital, de 12,3 pulgadas.
El sistema de infoentretenimiento Connected Drive se opera desde el mando iDrive ubicado en la consola, y que incluye un touchpad de gran tamaño y fácil de encontrar. Supuestamente también tiene control de mandos gestuales, pero no lo probamos.
La verdad, nunca me ha gustado mucho este sistema. Es muy útil y lleno de elementos de alta funcionalidad, además de una gráfica exquisita en el navegador. Pero no es tan intuitiva como el sistema de Audi y mucho menos que el nuevo de Mercedes-Benz. Hay que aprender a ir hacia adelante y atrás, y a saber acortar pasos para sentirse realmente a gusto.
El sistema de audio, en cambio, es HiFi de 205w con 12 parlantes, y suena sencillamente espectacular.
Respecto de la calidad, hasta no hace mucho BMW nos decepcionaba con algún botón o un plástico menos refinado dentro de un ambiente en general premium, pero eso ya es historia. Hoy, cierto es que sí hay una muy elevada apreciación de calidad en todos los materiales y componentes, y una manufactura que nos grita que estamos dentro de un auto realmente premium.
La sensación de SUV deportivo se manifiesta rápidamente desde el puesto de conducción: butaca con gran sujeción, volante pequeño con paletas por detrás para pasar las marchas, palanca de cambios pequeña y aerodinámica, y una posición de manejo realmente baja para ser un SUV.
Techo panorámico, asientos tapizados en cuero con regulación eléctrica y calefaccionados, sensores de lluvia y luz, climatizador bizona, botón de encendido, portalón eléctrico, sensores de acercamiento con cámara, Park Assist, luces de bienvenida con un diseño muy llamativo, control crucero adaptativo con freno de emergencia, y luces ambientales interiores comprenden el paquete disponible.
La verdad, tiene de todo, o casi: impresentable que a este nivel de precios no ofrezca sistema keyless manos libres para acceder al auto.
Conducción excepcional
Lo primero que hay que decir en este apartado es que pese al crecimiento que experimentó el X3, el peso total se redujo en 55 kilos (1.820 kilos en nuestra versión xDrive 30d), manteniendo una característica tradicional de BMW: el reparto es de 50/50.
Nuestro motor, como dijimos, es un i6 de tres litros turbodiésel, con 265 caballos de fuerza y extraordinarios 620 Nm de par, disponibles entre las 2.000 y 2.500 rpm, y que va asociado a una caja automática Steptronic de ocho cambios, que envía el par a las cuatro ruedas.
Con este paquete, BMW indica que el 0 a 100 km/h lo hace en 5,8 segundos, que llega hasta 240 km/h y que tiene un rendimiento mixto de 17,5 km/litro.
Diría que si bien sigue siendo un SUV con mucho tacto deportivo, BMW buscó con esta generación ofrecer mayor equilibrio entre dinamismo y confort, pero aún así sigue siendo el SUV más deportivo del segmento (equiparando las versiones, por supuesto).
Lo mejor del paquete es el tacto que tiene su dirección, quizás si la mejor del segmento. Es rápida, extremadamente precisa y muy comunicativa, transmitiendo mucho de lo que ocurre bajo las ruedas, y generando una confianza extrema en sus capacidades para modificar la trayectoria muy rápidamente.
La suspensión también tiene una calibración más firme que la competencia, pero se desenvuelve bien en casi todas las superficies. Copia bien, amortigua gratamente y brinda aplomo y estabilidad en casi todas las situaciones.
Diría que se desacomoda algo cuando la cosa está realmente mala y sufre con algún golpe, pero creo que es más por las llantas aro 19 que por los amortiguadores en sí.
Obviamente que es muy dinámico en curvas, aunque no hay que olvidar que son casi 1.900 kilos moviéndose de lado a lado, con los rolidos esperables en un caso así. Para no hay que abusar porque se trata de un BMW.
Respecto del motor, obviamente que el torque sobresale con sólo pisar el acelerador, y el turbolag habitual en los diésel prácticamente no se siente.
El régimen de marcha a 120 es de apenas 1.500 rpm, lo que explica su alta eficiencia.
La asociación entre motor y caja es casi perfecta, como suele ocurrir con los modelos de BMW. El motor es muy progresivo una vez que se pasan las 1.500 vueltas. Hasta las 3.500 vueltas, entrega y entrega de manera muy lineal. La sensación es que la potencia es mucho más alta que los 265 Hp declarados.
Por supuesto que el confort de marcha es impresionante, muy cómodo y agradable de manejar en carretera, una aislación acústica de nivel. Y cuando se exige al xDrive, reparte par entre las cuatro ruedas con una rapidez, que es realmente difícil quedarse pegado.
Conclusiones
Impresionante el BMW X3 de nueva generación, fantástico el motor de seis cilindros turbodiésel, espectacular el paquete xLine.
Cuesta decir algo malo de este modelo, más allá de que su valor supere por mucho los 40 millones de pesos.
Si el X3 siempre fue el referente en cuanto a dinamismo en este segmento, hoy sigue siéndolo pero la marca le añadió más confort de marchas, más equipamiento y una más alta apreciación de calidad.
¿Vale la compra? Si le gustan los SUV y necesita espacio, pero no tanto, esta podría ser la elección. Vale decir que con su nuevo tamaño, este X3 es más grande que el primer X5. Y eso se nota en el interior.