Hace varios meses que producto de la pandemia mermó la producción de semiconductores, trayendo aparejado un faltante de microchips que lleva meses afectando a la industria automotriz mundial. Y si bien se creía que la situación mejoraría en 2022, el fabricante japonés Rohm (principal proveedor de microchips de Toyota y Honda) dice que no hay manera de precisar cuándo volverá la normalidad del sector, principalmente por la escasez de materias primas y la capacidad de producción que actualmente está al límite.
Isao Matsumoto, director ejecutivo de la mencionada empresa Rohm, dijo: "Todas nuestras instalaciones de producción han estado operando a plena capacidad desde septiembre del año pasado, pero los pedidos de los clientes son abrumadores”. Y advirtió: "No creo que podamos cumplir con toda la cartera de pedidos el próximo año”.
Infineon, otro de los principales fabricantes de semiconductores, también ha estado sufriendo por el resurgimiento de la pandemia en Malasia, país donde reside gran parte de la industria manufacturera de microchips. El COVID-19 provocó el cierre de fronteras y rompió la cadena de suministro.
¿Para qué se usan los microchips?
Los chips son una parte fundamental de la electrónica de muchísimos artefactos, entre ellos, los autos. En los vehículos hacen funcionar los sistemas multimedia, seguridad, aire acondicionado, iluminación y las diversas asistencias al conductor. Es por eso que muchas empresas tienen problemas para fabricar vehículos, ocasionando detenciones en muchas fábricas de todo el mundo.
Como suele pasar cuando un recurso escasea, quienes más dinero tienen quieren comprar más de lo que necesitan para resguardarse, lo que agrava aún más la situación.
Según estimaciones, las cosas se normalizarán recién en 2023, si es que las campañas de vacunación siguen marchando bien y no se desarrolla ninguna nueva variante del Covid-19 que ponga de nuevo el mundos patas para arriba.
