Con una mochila y una maleta que se había tardado un poco en desembarcar, me encontraba en el Aeropuerto de Miami por iniciar el "Miami Naples Porsche Experience", una instancia que, como les contaba en mi crónica anterior junto al 911 Targa 4S, es organizada por la marca alemana desde sus cuarteles en Miami para poder conocer algunos de sus autos y vivir la "experiencia Porsche" más allá de lo netamente deportivo. Esperando en la puerta 20, a lo lejos, resaltando entre tanto sedán del segmento D y enormes SUVs americanos, emerge un Porsche Taycan 4S de color azul; así da gusto que a uno lo pasen a recoger.
El Taycan no luce para nada fuera de lugar en Miami, un lugar donde abundan los autos exclusivos. Mientras aquí en Santiago debes ir un fin de semana a la Rotonda Lo Curro en el sector oriente para ver si se "deja caer" algo especial, aquí cada dos cuadras te encuentras con algo exótico. Aun así, los Porsches no son la mayoría, menos aún los eléctricos, así que el Taycan, con sus manillas ocultas y su silueta estilizada, sigue viéndose como un prototipo único. Desde adentro, la vista del techo panorámico es espectacular, más cuando ingresamos a la zona donde se encontraba nuestro hotel, con muchos edificios altos y modernos, más las infaltables palmeras: Miami Vice, pero en la era moderna.
El primer día en Miami, fue una jornada libre, la que con mis compañeros usamos sabiamente para ver un partido de los Miami Heat, a una cuadra de donde estaban desarmando los andamiajes del festival Ultra. En lo personal, me hubiese gustado que el viaje hubiese coincidido con la fiesta de Ultra (públicamente, la música electrónica es mi segunda pasión después de los autos), pero es imposible quejarse cuando te toca ver a los Heat en casa con una cerveza en mano. Al día siguiente, adivinen: nuevamente el Taycan, pero esta vez acompañado de un bellísimo Panamera GTS nos esperan en la puerta para llevarnos a las oficinas de Porsche Latinoamérica, que no estaban tan lejanas. En aquellas oficinas, llenas de menaje y decoraciones relacionadas con la marca (me quería llevar todo para la casa) hicimos el briefing de la jornada y nos repartiríamos los autos. Nuevamente: en mis manos cayeron las llaves del Taycan, la mismísima unidad que había estado trasladándome el día anterior.
La primera vez que manejé un Taycan fue un modelo Turbo, uno de los dos ejemplares que llegaron a Chile durante el 2020. De color blanco con llantas bicolor y con luces intermitentes de color transparente, no naranjas como debe ser norma en Estados Unidos. No fue muy larga mi ruta con el Taycan Turbo, pero me concentré lo más que pude en poder extraer algo de información del modelo, algo muy difícil porque el Taycan Turbo te deja picando con gusto a poco, como buen Porsche. Lo que más rescaté fue su sonido "espacial" en el modo Sport, la muy bien lograda emulación analógica de los pedales y la dirección, la postura al volante y la sensación de ligereza y aplomo que da el auto, al margen de su peso y tamaño. Mientras el Taycan Turbo entrega 670 Hp y 850 Nm de torque, el Taycan 4S ofrece cerca de 490 Hp y un torque máximo de 650 Nm. Alcanzar los 100 km/h en el Turbo te toman 3,2 segundos mientras que el 4S son 4 segundos.
Salir de Miami con dirección a Naples fue un ejercicio de navegación, puesto que para pillar las salidas correctas hay que estar atento a la ruta, pero luego en la autopista, al ser un trayecto recto, pocas oportunidades tendría de conocer dinámicamente al 4S antes de cambiarme al Panamera GTS en la mitad de la ruta, así que mi foco lo puse en la entrega de potencia. Hay una situación que me gustaría poner sobre la mesa en este momento, que tiene que ver con la entrega de torque inmediata de cada auto eléctrico. Hoy todos estos autos permiten modular de manera muy lineal la respuesta del vehículo, lo que hace echar de menos la "personalidad" que entrega un vehículo con tren motriz mecánico, cuyas curvas de aceleración y respuesta están supeditadas a miles de factores analógicos, por mucha electrónica que hoy tengan los autos. Probablemente esa será la frontera a superar para los modelos electrificados que aun permitan ser conducidos por sus dueños. Por fortuna, Porsche ha sabido fabricar un "Porsche" antes de un auto eléctrico y esa sensación, que la pude percibir en el Taycan Turbo, también se siente en el 4S.
Si bien la respuesta del Taycan sigue siendo la de un auto eléctrico, al menos Porsche ha sabido calibrar la suspensión, la dirección y la posición de manejo, al punto que el Taycan está muchísimo más cercano a un 911 que a un Panamera o un Tesla Model S. Además, el Taycan tiene una caja de cambios automática de dos velocidades, lo que hace que la entrega de potencia también tenga una sensación ligeramente distintiva. Claro que al 4S cuando lo aceleras, no te da esa sensación de que si lo pisas a fondo vas a meterte en problemas, como pasa con el Taycan Turbo y eso ayuda a que sea un auto más domesticado para quienes no están acostumbrados a la "violencia" que puede ejercer un auto eléctrico en su salida (guardemos las proporciones, sigue siendo un auto rapidísimo). Otro detalle, es que el 4S aunque puede ser más rápido que el Targa 4S o que el Panamera GTS que nos acompañaban, no se siente tan rápido después del despegue, porque no hay sonido.
Pasando al interior del Taycan, me alegré mucho cuando vi que el interior era de dos tonos. Me explico: los interiores muy minimalistas, a veces dan la sensación de que no son de la mejor calidad. Esto es porque estamos muy acostumbrados a los acentos y detalles decorativos. En Chile, la mayoría de los autos son de color negro en el interior y eso tampoco ayuda mucho, por muy que la calidad de Porsche sea superlativa. Aquí el blanco con el negro le quedaban perfecto y olvídense de los defectos de calidad vistos en los Tesla, porque este Taycan esta armado con toda la precisión alemana.
De tamaño, es un auto para cuatro adultos y cuatro maletas de viaje que no sean muy grandes. El maletero tiene 407 litros, más un baúl de 87 litros en el frente, donde podrías guardar cables o una mochila. Yo esperaba que fuese un auto menos práctico y me pareció un tamaño bastante respetable.
Me hubiese encantado tener una pista a mano para poder haber puesto al Taycan bajo presión y ver el trabajo de la suspensión neumática o del control dinámico de estabilización, pero al hacer rebases o tomar curvas amplias, al Taycan no se le siente el peso o el tamaño, algo que permite manejarlo con más seguridad. Esto es muy agradable, pero ojo en un futuro porque esta sensación disfraza un poco las leyes de la física y hará más confiados a los pilotos, en especial cuando debute el próximo 718 eléctrico.
A mitad de la ruta, me tocó despedirme del Taycan 4S, un auto al que pude entender un poco mejor desde aquel primer encuentro en Chile, y más aún cuando me subí al que puede ser su antagonista, el Panamera GTS, del que te contaré en la tercera parte (y final) de estas crónicas del Miami Naples Porsche Experience. Pronto también subiré un video con algunos detalles de mi experiencia con el Taycan 4S.