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Toma de Contacto: Mazda CX-60 2023

El CX-60 es el ticket de Mazda hacia el mundo premium y lo hace a punta de ingeniería honesta, la elegancia de lo simple y muchísimo contenido. Es un auto de alta gama pero sensato.

Toma de Contacto: Mazda CX-60 2023

¿Puede la sensatez convivir con el lujo del segmento premium? Quizás esta es una crónica un tanto personal, pero para mí, el hecho de que un auto sea "premium" o de "alta gama" va más allá de la insignia que lleva en el frente. Para mí, la insignia es el punto de vista, no la ejecución como tal. Por ejemplo, el Kia Stinger era un auto premium, independiente de que un público más "arribista" le diera vergüenza que la misma insignia que adornaba su auto, sea también la del taxi que está parado en la luz roja al lado de él.

Ahora, la diferencia que hay entre un Kia y una marca premium, que puede ser entendible desde ciertos puntos de vista, es la antigüedad y los logros obtenidos en ese tiempo, o sea la tradición. Y la tradición inspira confianza.

Mazda no es una marca nueva, de hecho tienen exactamente 103 años de historia, mucho más que algunas marcas del segmento premium creadas al alero de otras más generalistas. Y en esos 103 años han logrado hitos muy similares a los de marcas de renombre. Por ejemplo, algo que define a Mercedes-Benz, BMW o Audi son los logros en el motorsport y Mazda tiene varios a su haber, siendo el más importante el logrado por el 787B en 1991, el triunfo en las 24 Horas de Le Mans con un motor rotativo, el mismo tipo de motor que los alemanes desecharon en su tiempo y que Mazda impulsó y refinó en varios de sus deportivos más emblemáticos como el Cosmo Sports o el RX-7.

Y si se trata de autos icónicos, también los tiene y no tan solo el RX-7 previamente mencionado, sino que uno tremendamente influyente como es el MX-5 (o Miata). Si a esto le sumamos todos los enormes avances en eficiencia que han logrado al maximizar la capacidad de sus motores térmicos (todo lo que lleve el apellido Skyactiv) y una filosofía de diseño (Kodo) y performance (Jinba-Ittai) muy fuerte, tenemos todos los ingredientes para que Mazda perfectamente pueda construir un modelo premium convincente.

Incluso, se dieron el lujo de fabricar una plataforma para autos con motor longitudinal y tracción AWD con énfasis en el eje trasero, solo para poder montar sus nuevos motores de seis cilindros en línea, tal como Mercedes-Benz y BMW, que saben de todas las ventajas que ofrece este motor, por su funcionamiento equilibrado y suave, lo simple que es hacerlo potente y eficiente: Toyota y Nissan, largamente reconocidos en los noventa por los 2JZ y RB de seis cilindros, motores que se consideran de la elite mecánica de la historia automotriz moderna, los abandonaron para enfocarse en otras tecnologías.

Todo esto que acabo de mencionar es la base del CX-60, el SUV que inicia el ascenso de Mazda hacia el segmento premium. Sin embargo, la parte sensata es la que ha hecho que muchos vean al CX-60 como un CX-5 más largo y más caro y nada más, sin hacer reparos en la lógica que hay tras el modelo, en que el valor agregado no es la extravagancia, no son las pantallas, no es un diseño futurista, sino que cosas más funcionales y menos tangibles, aburridas a simple vista, pero que cobran vida solo cuando tu conduces el auto.

El valor de algo bien hecho

Por ejemplo, el trabajo artesanal que hubo tras los moldes de granito que se usaron para crear la matriz de los estampados de la carrocería del CX-60, pulidos a mano para que las sutiles curvas de las puertas generen un reflejo muscular que resalta con la pintura, en lugar de optar por cortes o pliegues que le den volumen a la carrocería, con elegancia y minimalismo. O como se optimizó la dirección de los puntales de la suspensión, para que el movimiento del auto sea equivalente en ambas ruedas, en lugar de optar por barras estabilizadoras electrónicas y mucha dependencia de sistemas electrónicos. Solo cuando el conjunto estuvo refinado, se le colocó el sistema de postura cinemática y el programa de torque vectoring, dispositivos que no hacen más que pulir un trabajo de ingeniería simple y bien hecho.

Para que hablar del motor de seis cilindros en línea, en especial del turbodiésel, que trabaja a menor compresión, que cuenta con un sistema de inyección premezclada con distintos tipos de "rocío" y aplicados a cámaras con forma ovoide. Ni siquiera necesita urea para lograr la norma Euro 6b. De nuevo, solo se le colocó el sistema MHEV de 48v para poder pulir la respuesta del motor a un bajo régimen y lograr una notable eficiencia, sin perder el empuje de 550 Nm de torque.

El sistema de transmisión, lo mismo, haciendo un "sándwich" entre dos embragues multiplaca y el motor eléctrico que antecede a la transmisión de ocho velocidades, solo para poder tener cambios más directos y que el motor a combustión no afecte las fases de regeneración, "frenando" innecesariamente a la cadena motriz, lo que permite una respuesta más inmediata de las fases de aceleración.

Y el interior, funcional y moderno, sin caer en el cliché del panel curvo con dos pantallas. Todo tan coherente como el tren motriz, preocupándose primero del armado, la facilidad de uso y los materiales. La tecnología está, a no confundirse: puedes ajustar el volante y el asiento con solo poner tu altura en el sistema multimedia. Incluso tiene un sistema de reconocimiento facial que hace también de monitor anti distracción. Tiene manejo semiautónomo de nivel 2, asientos climatizados, Head-Up Display, sistema de audio Bose, Apple CarPlay inalámbrico y tapiz de exquisito cuero Nappa.

¿Cómo se traduce todo esto?

El primer CX-60 que manejé fue el 2.5 PHEV (ojo, el primer híbrido enchufable de Mazda), el cual tiene una entrega de potencia muy escalonada y satisfactoria. Progresiva, pero no lineal, puja con fuerza medida en cada cambio, lo que da sensaciones más divertidas de conducción. El 3.3 turbodiésel es más lineal y aunque no es explosivo, tiene una entrega sostenida y contundente. Pero sin dudas, lo mejor que tiene el CX-60 es su chasis, tremendamente pulido y que hace que cualquier viaje en carretera sea realmente entretenido. No es un auto clínico o que sacrifica confort por deportividad, pero te mantiene conectado y permite disfrutar incluso cuando no se le exige. Llama mucho la atención el punto de rotación del auto, la inclinación contenida del sistema de postura cinemática, porque pareciera que el auto girara de manera natural con un punto base, más que siendo empujado desde atrás y con una estabilidad que asombra, sin movimientos erráticos, sin cabeceos.

A nuestro realizador Filip Quezada, se le cayó el teléfono mientras recogíamos un gorro que cayó desde un auto cámara de la producción y tuvimos que devolvernos a buscarlo, mientras la caravana seguía su curso, para no atrasar el itinerario. Para pillar a la caravana, no quedó otra manera que apurar el ritmo de manejo y pocas veces me he entretenido tanto manejando un SUV de corte familiar. Cuando el auto te hace olvidar tu labor de periodista, es porque es muy bueno y el CX-60 si tiene esa magia: lo premium va por dentro.

Mazda CX-60 2023 - subiendo al segmento de alta gama (Lanzamiento)

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