Este fin de semana se desarrolló en Espacio Riesco la tercera edición de Experiencia E, un evento inicialmente enfocado en autos eléctricos, y que para este 2024 se amplió a un concepto más amplio: movilidad sostenible. Un mes atrás se desarrolló MEEC (Movi Electric Expo Chile), un evento similar organizado por Movicenter exclusivamente para autos eléctricos a batería (BEV).
Partamos por el segundo de ellos, de tres días de duración y gratuito para todo público. En MEEC contamos con 16 marcas expositoras dentro de una carpa levanta a la entrada del recinto, donde se exhibieron mismo número de vehículos, los que se podían, además, probar en la pequeña pista de pruebas que tiene Movicenter.
Pasillos vacíos el sábado a las 4 de la tarde.
¿El resultado? Poco público en general, aunque con varias ventas contabilizadas. Al menos era gratuito.
Vamos a Experiencia E, donde contamos unas 15 marcas o grupos importadores de vehículos presentes en la exposición, una cifra semejante a la del año pasado, además de otras empresas vinculadas a la electromovilidad.
De los grandes vendedores de autos electrificados habían varios presentes con stand (BYD, Toyota, Great Wall, Chevrolet, MG, Kia, Hyundai...), pero no estaban todos los relevantes en materia de sustentabilidad (Ford, Peugeot, Volvo, BMW, Audi, Mazda, CUPRA...). Quizás un síntoma de que este tipo de eventos no necesariamente son las mejores opciones de marketing.
Uno de los mejores anticipos: BYD Shark
Como prensa especializada nos topamos con varios lanzamientos y muchos adelantos de modelos que vendrán. Bien por Chevrolet que lanzó dos autos, por MG y Jaecoo que anunciaron dos, y por BYD que lanzó uno y anunció otro. Aun así, con esta interesante propuesta, faltaron varios medios y periodistas especializados.
La diferencia de Experiencia E con MEEV estaba en infraestructura, y también en costos para las marcas y especialmente para los usuarios, quienes debían desembolsar $6.850 pesos más cargos de la ticketera para acceder al espacio. A ello había que agregar el costo de las atracciones dispuestas.
Por ejemplo, la entrada general con derecho a unas "hot laps" con pilotos especializados costaba $59.000 más cargos de la ticketera. ¿Es serio unas vueltas en una pista trabada y corta vale 50 mil pesos? Y si algún niño quería subirse a los karting eléctricos, había que pagar $4.850 más gastos de la ticketera.
Pese a que se paga extra, los eKarts convocaron algo de gente.
Si el objetivo es acercar la electromovilidad a los usuarios, que pareciera ser deseo de las marcas expositoras, el de Experiencia E fue el camino equivocado.
Hubo pocos incentivos para visitar el evento (no fue entretenido), se fijó erróneamente en la misma fecha de la Teletón (con el impacto que pudo tener), hubo una muy pobre difusión por medios de comunicación (lo que atentó contra una convocatoria más amplia), y terminó siendo un panorama familiar demasiado caro de realizar (pensemos en una familia de cuatro y sumemos).
En épocas de la FISA, los niños esperábamos con devoción poder asistir para ver en vivo y en directo los grandes avances en todo ámbito de cosas, incluyendo los autos más modernos. Y luego, con los salones del automóvil, acudíamos a visitarlo para conocer de cerca los autos del futuro, los conceptuales y los deportivos soñados.
La exhibición es mayoritariamente de autos normales.
¿Pero qué fuimos a ver en Experiencia E? Diría que autos normales, porque la electrificación dejó de ser algo raro en Chile. Se mostraron esencialmente SUV, y sólo hubo tres deportivos: el Ferrari 296, el MG Cybester y el Hyundai IONIQ 5 N. ¿Pero es entretenido y cautivador para el público ver modelos comerciales o generalistas sin más gracia que ser un SUV? ¿Y más encima pagar por ello?
La pista de pruebas convocó un poco más de gente, especialmente para manejar los Tesla, una verdadera novedad en una una marca que estuvo escondida entre dos pendones y con muy poco interés de deslumbrar con un stand. Tampoco es lo suyo.
¿La electromovilidad convoca o no convoca en Chile?
¿Es un furgón algo interesante de ver por la gente común?
Diría casi con certeza de la respuesta a esta pregunta es que no convoca.
- No convoca porque los autos eléctricos son caros y no alcanzables por una parte significativa de la población.
- No convoca porque no son autos soñados, son autos comunes con diseños que perfectamente podriamos ver montando un motor 1.5 aspirado, por ejemplo.
- No convoca porque la gente que tiene interés, puede acercarse a cualquier concesionario y agendar una prueba de manejo, y no necesita pagar una entrada para ir a probarlo.
- Y no convoca porque eventos como Experiencia E son demasiado caros y tiene muy pocas cosas convocantes.
La Asociación Nacional Automotriz de Chile (ANAC) nos dirá que este año se han batido todos los récords de venta de autos enchufables, y se han lanzado más autos eléctricos que nunca en nuestro país, pero le podremos responder que al mes de septiembre, estos modelos BEV y PHEV representaban apenas el 1,55% de la venta total de autos nuevos.
Los organizadores de Experiencia E nos dirán que los números finales fueron buenos, y que quizás se superaron las 13 mil personas que llegaron en 2023. Incluso es posible que se hayan hecho varias compras. Autocosmos visitó Experiencia E tres de los cuatro días este año, a distintas horas, y nos encontramos con pasillos casi vacíos, con expositores sentados mirando su teléfono, y con grupos más amplios sólo en la pista.
Este tipo de elementos podrían atraer más personas.
Por supuesto, este es un artículo de opinión basado en apreciaciones. Pero por lo mismo podemos sugerir lo siguiente:
- Si se organiza una próxima edición, las marcas expositoras deberían invertir en llevar experiencias que atraigan al público: modelos atractivos, conceptuales, plataformas eléctricas, autos de carrera y cosas con las que el público pueda interactuar de manera real.
- Si Experiencia E quiere ser una especia de Salón del Automóvil, entonces deberá evaluar su política de precios y fomentar la visita de la gente. Porque para ver autos que están en los concesionarios, mejor ni esforzarse.
O cambiamos la forma de acercar la electromovilidad a los consumidores, o la meta 2035 será sólo una ilusión.